
Oí hablar de David allá por el 2015. Yo participaba en un festival de fotografía: Visions, y David llevó el segundo puesto con su trabajo 1+1. A mi ese trabajo me maravilló, y decidí no perderlo de vista, y así supe que con ese mismo trabajo había ganado el nuevo talento Fnac. A partir de ahi, no paré hasta conocerlo, eso fue en Sevilla, en un taller de los suyos. Y así conocí tambien su faceta de docente, que tampoco me dejó indiferente. Con el paso de los años, David se convirtió en un amigo, «consultólogo», resuelve dudas, y 1+1 se convirtió en + «Más» que muchos de vosotros tendréis en vuestra casa. David fotografía la vida, su vida, lo que tiene cerca, lo cotidiano, pero además nos enseña como sus fotos dialogan entre si, y como sumándolas, adquieren un nuevo significado, porque hablar de narrativa visual es hablar de David.

¿Qué es lo primero que recuerdas?
De pequeño me fijaba mucho en la luz. Los primeros recuerdos que tengo de la luz, son en la iglesia del pueblo donde nací, y en la huerta, como pasaban los rayos de sol por las higueras, siempre me llamaba la atención la luz. Un día vi una foto de Ramon Masats y me enamoré, con el tiempo comprendí que la fotografía es algo más que luz.

¿Qué tipo de fotografía haces?
Pues no hago algo determinado, cada trabajo, cada reto al que me enfrento, igual se puede ver diferente a nivel estético, pero hay algo en común en todos, es lo que me mueve a hacerlo, algo que se ve, se respira en las fotos, no sé decir lo qué, pero tengo claro que hay algo que es lo que me mueve a fotografiar y queda plasmado en las fotos, ya sean en color o no, o en vertical o no…etc. Creo que en el fondo lo que fotografiamos no se encuentra tanto en la estética, o en el tema, si no, en la conjunción de todo eso con otras cosas que quizá no se les da tanta importancia a la hora de fotografiar. Ahora, si me preguntas que cosas son esas no te lo puedo decir pues las voy descubriendo poco a poco conforme se más de mi mismo.

¿Me comentas tus referentes?
Bernard Plossú, que enfoca donde no hay nada, pero sí lo hay, David Jiménez, Ralph Gibson, Ricardo Cases, Bryan Shutmatt, Gregory Halpern…siempre referentes muy fotográficos. Además hay una serie de personas de las que he aprendido mucho a lo largo de mi vida fotográfica, no los nombro por temor a dejarme alguno. Y quiero puntualizar que hay gente de otros campos que me ha enseñado mucho como Gloria Fuertes, Miguel Hernández, Saramago, Santiago Yáñez… por decir 3 o 4 a bote pronto.

¿Qué es lo que buscas cuando haces fotos?
Lo que busco siempre es esa conexión, esa que se crea cuando estoy fotografiando, que es más grande que yo, busco ese momento.

Declaración: Una suerte de magia sucede cuando se escribe, la levedad de las ideas se ve transmutada en la pesadez de lo físico. Nuestros pensamientos se transforman en certezas a ojos de otros, y no existe mayor miedo para quien habita en la duda. Cuando retrato pasa algo parecido, aunque mi mirada casi hace desaparecer los temores de la indecisión. Así la intuición aflora y lo que pienso se retrata con facilidad y parece estar bien, como siempre las apariencias engañan. La fotografía convive en el mismo territorio del fracaso y cualquier elemento, que no sea tenido en cuenta, está a punto de destruirla o convertirla. en algo sublime. Por eso es necesario un profundo análisis técnico, estético, filosófico y espiritual de lo obtenido; todo ha de acompañar para que quien lo mire entre en el hechizo. La edición es tan importante como la toma, un autor se define decidiendo que tiene que ver con él y qué no, con las respuestas se presenta ante el mundo. Para los que vivimos en la duda es el tramo más difícil de recorrer, muéstrales ante todos quiénes somos cuando la mayoría de las veces no lo sabemos. Por suerte el camino te hace aprender cuatro cosas de ti, para darte cuenta en el siguiente cruce que las has olvidado, obligándome a hacer otra vez el viaje para recordarlas. En mi caso siempre camino en círculos entre lo que me es cercano y el silencio.

Bío:
Mi abuelo materno tuvo un colmado en el pueblo, el abuelo paterno hizo de todo entre Murcia y Mallorca, las abuelas se desvivían cosiendo ropa y afrontado continuas preocupaciones. Mis padres tuvieron que emigrar a Cataluña y acabaron teniendo un bar en el que trabajábamos toda la familia. Yo, tal vez, me tenía que haber quedado con el bar pero elegí el camino de la luz. No faltó quién me dijo que sería difícil y duro, pero nadie en mi familia lo ha tenido fácil, ¿Por qué yo iba a ser menos?
Años más tarde estoy lleno de nuevas cicatrices físicas y espirituales, que se han sumado con lo que ya existía dentro de mi y definió siempre mi forma de ver el mundo. Y es que nunca voy a poder escapar de lo que me es cercano, es la medida de todo lo que descubro, de la ternura que me enseñaron a tener en el corazón y el silencio con el que conviví durante años. En esta mezcla es donde se maceran mis fotografías.
El conjunto de estas circunstancias, nada especial, es lo que me ha llevado a ganar varios premios y becas, a exponer en el territorio nacional e internacional, participar en un buen número de catálogos, publicar varios fanzines, colaborar con la Kursala de la universidad de Cádiz, y publicar con la editorial Ediciones posibles.
Y parece que todo fue un instante.
Tomir
La vida nos la debemos ganar, por eso en los momentos malos es cuando se debe actuar. Adentrarse en lo más profundo de nuestro ser, a la conquista de uno mismo, pues en el interior tenemos algo que es mayor y mejor que cualquier miedo o mentira que nos contemos.
En las faldas de Tomir empecé a recorrer ese camino.















Conócete a ti mismo.
(Inscripción del templo de Apolo en Delfos.)
