
Esta semana en la nueva entrevista os voy a hablar de Katy Gómez. La conocí en Albarracín, como a muchos otros fotógrafos. Aparte de su carácter alegre y una convivencia muy agradable, no supe mucho de su fotografía hasta estar de vuelta en casa. No pude dejar de sorprenderme, cuando descubrí el «pedazo de fotógrafa» que era, y conocí trabajos tan dispares como el de la trashumancia, el de los pigmeos Baka o el de 12 horas en el Louvre, aunque claramente donde se mueve como pez en el agua es en la fotografía de viajes. De cualquier manera el denominador común de todos sus trabajos es la calidad de sus fotos, pues todas ellas son igual de importantes, y se pueden disfrutar individualmente. Para ello solo tenéis que pasaros un rato por su web: www.katygomez.es
¿Desde cuando te interesa la fotografía?
Empecé a hacer fotografías bastante joven, tendría trece o catorce años. Me regalaron una cámara y un amigo de la familia me enseñó lo básico. Durante mucho tiempo sólo hice fotografías familiares sin más pretensión artística.

Sin embargo, considero que hay dos momentos básicos en mi evolución como fotógrafa, uno data de mi tiempo de estudiante de veterinaria en Córdoba cuando ví una exposición del fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado, realizadas en los campos de ganado de Sudán del Sur. En aquel momento sentí la necesidad de mejorar la calidad de mis fotografías e indagar en ese mundo que era capaz de atraparme como un imán, y otro momento especial es cuando, a finales de los noventa, ingreso en la Asociación Fotográfica de Úbeda, donde descubro un espacio de aprendizaje, discusión y arte que me resulta seductor de la mano de excelentes fotógrafos. Desde entonces la fotografía forma parte de mi tiempo libre y mi concepción del disfrute.
En realidad, ¿qué significa para la ti la fotografía?

El mundo sigue siendo para mí una especie de escenario mágico y la cámara se ha convertido en mi compañera inseparable, con ella voy narrando mis experiencias vitales de la misma manera que lo haría un escritor con su diario. Un pasado guardado en la memoria de un puñado de fotos y la sensación de dejarse habitar por las imágenes que darán vida a mis recuerdos.
Hace más de cuatro décadas que la fotografía me acompaña en mi viaje por la vida. Utilizando mi cámara como una herramienta que me conecta más y mejor con el mundo. La fotografía me ha enseñado a mantenerme despierta, a agudizar mi atención y a disfrutar del camino.
¿Y qué fotografía haces?

Me apasiona contar historias y aprovechar la potencia narrativa de la fotografía para expresar mis sensaciones del lugar. Cuando las palabras nos eluden o se muestran imprecisas, nuestras fotografías se convierten en el lenguaje más universal y rico en matices para hablar de emociones. La fotografía de viaje y el ensayo fotográfico son el nexo común que hilvana mi obra.
¿Cuales son tus referentes?
La fotografía como disciplina artística es un medio culto, y como tal, considero imprescindible aprender de los maestros para educar la mirada y para ser mejores fotógrafos. Eduardo Momeñe considera que si sabemos reconocer una buena imagen, estaremos más cerca de crear una buena fotografía.

Hay grandes fotógrafos y fotógrafas que han guiado mi mirada. Son fotógrafos influyentes que han dejado una enorme huella y que tienen un porfolio inmenso que los convierten en referentes visuales como Sebastiao Salgado, W.Eugene Smith, Henri Cartier-Bresson, Tino Soriano, Sergio Larraín, Kouldeka, Cristina García Rodero, Vivian Mayhem, Fan Ho, Steve McCurry, Alex Webb, Flor Garduño, Alessandro Bergamini, etc.
¿Y cual es tu objetivo?
Mi objetivo es seguir disfrutando del placer de ver, sentir y fotografiar. Buscar ese estado de armonía donde somos capaces de traducir en un click lo que tu mente piensa y tu corazón siente.

No hago fotografías para los demás, sino para mí, por el puro placer de fotografiar. Si además consigo sugerir una sensación y/o emoción a las personas que las contemplan, la satisfacción se multiplica. Es estimulante buscar la voz del otro, el que reinterpreta tu imagen y la carga de otros significados, pero sin olvidar nuestro espíritu amateur y la relación íntima y personal que nos regalan nuestras fotografías para goce propio.
Vudú
En mi serie Vudú, intenté darle sentido de historia a un conjunto de fotografías realizadas en Benín, país considerado la cuna del Vudú. El tema me ofrecía una oportunidad excelente para aprovechar la potencia narrativa de las series fotográficas y contar de forma más personal y atractiva mi experiencia.
Pocas palabras ejercen un temor tan inmediato como la palabra vudú. Para los blancos, el vudú se asocia a la magia negra y a muñecas agujereadas por alfileres. Es el vudú folklórico que nos han mostrado en las películas. En Benín el vudú es considerado como una de las religiones oficiales y en lengua fon de Dahomey significa “lo místico”. Es una forma de entender el mundo y la vida a través de la conexión entre los antepasados y su vigilancia sobre los vivos.
La base del vudú consiste en contactar con unas deidades llamadas loas para que se manifiesten poseyendo a un ser humano. Ese contacto se consigue mediante ofrendas, rituales vinculados a los sacrificios, y sobre todo, mediante la danza frenética, el alcohol y el ritmo trepidantes de los tambores, hasta conseguir entrar en una especie de éxtasis o trance, en el que el cuerpo se rinde y son poseídos por la deidad.
El universo Vudú está lleno de materiales mágicos, de talismanes, de fetiches regados con sangre, de adoradores de serpientes, de árboles encantados, de embrujamientos, de curanderos, de exorcismos, de supersticiones y de miedos, porque también existe la magia negra…Da igual si eres cristiano o musulmán, la vida en este lugar del mundo está impregnada de Vudú.












Bío:
Nacida en Úbeda (Jaén). Veterinaria de profesión, fotógrafa por pasión y viajera sin límites.
Su trabajo fotográfico ha sido reconocido en numerosos certámenes nacionales e internacionales, consiguiendo más de un centenar de premios entre los que destacamos:
Travel Photographer of the Year TPOTY ganadora absoluta 2019 y premiada en 2022, 2018, 2017, Londres
2º premio porfolio HIPA 2021, Hadam Bin Mohammed Bin Rashid Al Maktoum International Photography Award HIPA y finalista 2020 y 2019, Dubai
Premio de Honor en el 68ª Concurso Nacional la abeja de oro de Guadalajara, 2023
Mejor autora del Certamen Internacional de fotografía ASISA (pin azul) 2022 España y finalista 2018, 2016, 2015 y 2013.
Medalla de oro Trierenberg Super circuit, 2021 Austria
Premio nacional en los Sony World Photography Award 2018
Finalista Alpha Female Awards en los Sony World Photography Award 2020
Ha realizado proyectos fotográficos en más de 70 países y su obra ha sido expuesta en París, Visa off Perpignan, Teherán, Xposure Emiratos Árabes, Iraq, Italia, Berlín, Somerset House de Londres, Agra, Austria, Colombia, y casi toda la geografía española.
Es autora de varios libros: «El viaje de la mirada», (JdJ editores serie fotoruta), «Ellas, Elles, They» (Edit. Univ. de Jaén 2019, mejor libro de fotografía 2021 de la Conf. Española de Fotografía) y «Trashumancia, ir y venir entre vereas» (Fundación Caja Rural de Jaén, 2021).
Su trabajo ha sido publicado en The Sun, Geo España, Caption Magazine, National Geographic, Cultura inquieta, Photolari, The Sunday Time, Revista Viajar, FV, Negativo Digital, Dailymail, Sonymage, Argaz, L’oeil de la photographie, Forbes, El Mundo, El Pais, La vanguardia, y un sin fin de publicaciones más.
