Estas fotos fueron tomadas al día siguiente de la muerte de Bolo, su ausencia en casa hacía insoportable estar en ella. La mejor decisión fue coger el coche y sin rumbo fijo y este nos llevo hasta Baiona en pleno temporal. Es mi pequeño homenaje a Bolo, le encantaba salir de excursión en el coche y si había mar, mucho mejor.











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